domingo, 21 de diciembre de 2014

El cristal. Capítulo 3. El encuentro de Gella y el cristal.


El encuentro de Gella y el cristal.
Aquella mañana, del día más esperado cada año por Gella, soplaba una brisa suave en el jardín, y el sol asomaba tímidamente. Gella  recogió el chal para dárselo a su abuela y juntas salieron de casa dispuestas a cumplir con el ritual una vez más: La siembra de semillas y el replantado de brotes que florecerían con la llegada de la estación próxima. Caminaron hasta la parte delantera del jardín, y Gella  cogió su par guantes del cesto,  buscó su pala, y luego se agachó en el sitio que había marcado su abuela, y  comenzó a hacer hoyos con su pala en la tierra. Su abuela la miraba satisfecha, esa nieta suya estaba llena de vida.   
 La estación venidera llenaría de color  el jardín: lirios, prímulas y pensamientos.
Pero aquél día ocurrió algo muy importante para Gella, Lady Jane, aquel día le daría a Gella el colgante que durante años ella había estado guardando. Y esperaba que su nieta supiera comprender la importancia que tenía esto.
Entonces la llamó. Gella.
Y ella apartó los ojos de la bancada para mirar a su abuela.
            -Nena, ven un momento.
Miró a su abuela que sostenía algo en sus manos, e intrigada, se echó el sombrero hacia atrás,  soltó la pala de hacer agujeros, se quitó los guantes y se acercó hacia ella.
            -Querida, ¿Cómo pasó el tiempo?,  eres toda una mujer.
-Abuela, ya tengo 17 años. Te recuerdo que a mi edad tú estabas a punto de casarte. Y a  saber qué tramarías ya.
Gella sonrió, pero vió que los ojos de su abuela estaban llenos de nostalgia y  comprendió que iba a  decirle algo más que era importante para ella. Sus manos  sostenían un colgante.
            - Si, Gella, es de esto de lo que tengo que hablarte.  Se trata de un colgante que es muy antiguo, no pertenece a la familia, ha ido viajando durante generaciones entre nosotras. Fuimos elegidas, en mi caso para guardarlo hasta que  llegara a manos de la siguiente. Desde que sé de él,  siempre lo han tenido mujeres.
- Abuela, este colgante es precioso, nunca había visto una piedra tan rara como esta.
- Hay piedras que tienen un poder especial,  captan energías y estas son  capaces de fluir a través de ellas,  durante décadas han servido a  personas que son  capaces de recuperarlas y usarlas. Actúan como llaves que permiten abrir puertas para volver a ver cosas que han ocurrido en otros momentos en el tiempo. Estas piedras son  llaves que  abren una puertas en el tiempo, pero necesitan de una fuerza impulsora, esa fuerza es  la que hace que la piedra funcione,  el que la lleva se conduce por un túnel en el tiempo que es real para él, ocupando el sitio de la persona que antes le dio la energía a la piedra y viendo lo que en ese momento ocurre,  ese momento se convierte en un presente para el que entra por el portal.
Ahora deja que te cuente la historia que conozco sobre este colgante.
“La protagonista de esta historia es una mujer, una cortesana que estaba felizmente casada con un hombre cuyo oficio era el de ferretero, ella frecuentaba la corte y empezó a ser infiel a su marido, el amante era un hombre muy poderoso y ella no pudo negarse ya que el amante la tenía sometida, ella intentó por todos los medios que no llegase a oídos de su marido. Pero el amante estaba tan encaprichado por ella que ella se hizo famosa en la corte y su marido terminó enterándose,  el amante era ni más ni menos que el mismísimo Rey de Francia. Así que el Ferretero para vengar la ofensa sin ser descubierto forjó un plan. Contrajo una enfermedad de la que pocos podían curar por aquél entonces, se contagiaba al mantener relaciones íntimas. Su mujer enfermó, y para que su plan no fracasara, pues la enfermedad se hacía visible con unas picaduras que salían por el rostro forjo un colgante tras el que ella ocultó la enfermedad en su rostro. La mujer contagió al amante sin que este sospechara nada. Y el Rey acabó gravemente enfermo, pero el ferretero no pudo salvar a su mujer  y años más tarde terminó muriendo.
- Abuela, es fascinante y terrible a la vez. ¿Y es este el colgante de la  historia?
- Si y no querida. Esta es una de las cosas que se sabe del colgante, pero la historia de la piedra se remonta atrás en el tiempo.
-Y dime abuela, ¿No te dio miedo a ti esta historia?, no sé, después de lo que me has contado parece que no se pueda esperar nada bueno de él…
- La piedra que el ferretero colocó en el colgante, fue un regalo que el Rey le hizo a la mujer, ella se sujetaba el pelo con el a modo de cinta y la piedra la dejaba  caer adornando su frente. Puso de moda en la corte esa manera de llevar el colgante, aunque lo cierto es que ella la llevaba así para ocultar las picaduras que la enfermedad había dejado en su rostro,  se que para activar la piedra como llave debe  estar  colgada del cuello.
- Abuela, ¿tu crees que es mágico o algo así?
- Sí, creo que lo es, pero para mi pesar después de guardarlo todos estos años no pude comprobarlo,  me llena de orgullo que ahora seas tú la elegida a  quien yo tenga que dárselo. Pero antes de que te lo dé, debes aceptarlo.
- Y ahora, ¿qué es lo que tengo que hacer abuela?
-  Tendrás que decidirlo tú. Cómo ves yo lo acepté, pero aunque fui valiente y me lo probé, no pasó nada, en todos estos años, hasta la semana pasada que estando junto a ti pude ver cómo el cristal se iluminó. Supongo que eso debió pasar cuando yo  lo recibí.
- Entonces acepto. No voy a ser yo, tu nieta, la que por miedo detenga lo que durante años ha de seguir pasando. Y dime,  ¿de quien recibiste tú el cristal? ¿Fue alguien de nuestra familia quien te lo entregó?
- Querida he querido seguirle la pista al cristal durante años, una tía hermana de mi madre fue quien  me lo entregó, me contó que lo había recibido de una mujer en una fiesta a la que, su marido y ella, habían sido invitados expresamente por esa misma mujer. Les llamó la atención que no se conocían personalmente, pero ella les mandó una invitación a su casa, en ella les rogaba encarecidamente que asistieran. Mi tía me contó que aquella mujer le dijo que en todos nosotros existe una fuerza capaz de transformarse y que hay determinadas circunstancias que actúan como elementos mediadores para que se pueda transportar esa energía, para que nosotros podamos fluir por ella. Que aquel cristal era llave que abría puertas que te conducían en el tiempo, mediante la energía de quien lo había poseído.
- ¿Pero qué ocurrirá si me lo pusiera y fuera yo la persona que el cristal anda buscando?
- Eso tendrás que comprobarlo por ti misma. La piedra  se ilumina como un cristal brillante cuando debe ser pasado, esta es la señal para pasarlo a  su nuevo portador. Querida tú eres hoy la  mujer que puede llevar el colgante,  es de lo único de lo que estoy convencida, y en su momento servirá a sus objetivos, para lo que fue creado.

-De acuerdo abuela.

Amparo Suárez. 

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