viernes, 1 de junio de 2012

Aromas y recuerdos


Este viento de adviento, me hace compartir y  trae aromas que transportan,  a la niñez, al calor del hogar en familia, a momentos entre amigos,… ….

Aromas que a veces son de antaño sin embargo nos acompañarán ya para toda la vida, evocan retratos del pasado,  muchas veces tan idealizados que por mucho que nos empeñamos en buscar su olor, no lo  encontramos ya mas que nuestro recuerdo.

La alhucema y el vinagre, forman una combinación que me lleva en el tiempo, trasladándome a la casa de mi madre cuando aún éramos pequeños. A la hora del baño, en una casa de  cinco hermanos, ¡era tan divertido! Y puedo oler y sentir  la ropa interior calentita  perfumada con alhucema, noto mi pelo mojado, recién aclarado con agua y un chorrito de vinagre,… cosas de madres.  Me veo allí, junto a ella,  y pienso en cuanta paciencia ponía en peinar esas largas melenas que tanto se enredaban. Nada menos que cuatro de ellas.

El incienso me lleva a la salida de un paso de semana Santa. Pero también  al hogar de mi abuela que calentaba las tardes de invierno con cisco picón,  y de poco a poco,  les regalaba  incienso a las ascuas mientras en la tele daban una corrida de toros. Y todos, mayores y niños seguíamos los lances toreros, eso sí, había que estar calladitos. Pero juntos, alrededor de la lumbre. Y entre medio, la merienda.


El olor de mi niña al nacer.  Esa primera vez que la cogía en brazos cerré los ojos y  pensé: así huele mi niña.  Su olor, y no supe explicar con palabras por ser distinto a todos los que hubiera olido, su perfume, pensé. Y supe siempre que por él, yo siempre aún cuando no pudiera  verla,  la reconocería. Con el paso del tiempo, mi niña perdió su olor  o yo dejé de poder oler a mi niña, pero aún lo recuerdo.

De las flores los jazmines de casa de mi madre, me veo en la  escalera en la que tanto jugué, siempre cuajadita de flores que inundaban de  intenso olor el patio de la casa. Con la Dama de Noche, soy una niña que jugaba en la calle inventando juegos,  a la soga, o con una piedra plana pintando con tiza el suelo….  en verano nos dejaban estar en la plazoleta hasta un poco entrada la noche ó nos llevaban al cine de verano. Y ya de mayor en las salidas o llegadas por la calle a casa su olor siempre  nos acompañaba.

No hay cómo el olor del mar, ese es uno de mis favoritos,  me lleva a maravillosas puestas de sol. Un sol impresionantemente grande y tan cercano que casi podía tocarlo con las manos,  me veo allí sentada en la arena aún calentita, mirando aquel estallido de colores rojizos en el horizonte, mientras el mar se lo iba tragando y luego los largos  paseos por la playa, allí estaban también mis perros.

De los dulces, me quedo con el azúcar, la canela y la vainilla. Como pollitos,  los niños esperábamos en la cocina los pai-pai de caramelo de mamá cuando preparaba flan para el postre.

La hierbabuena me lleva a la feria acompañando al caldito del puchero,  resucitaba y ¡EA! ¡Como  nuevo! para empezar otra vez a cantar y bailar.

También hay aromas que tras flotar en el aire van a quedarse en las manos, esos me traen un recuerdo de amor.
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Y conozco el olor de la añoranza,  me llega al coger la gorra que usaba mi padre,  que aún me pongo y que cojo con cariño entre mis manos, apretujándola en mi cara para abrazarla y una vez más sentir que estoy junto a él, un hombre bueno que sabía hacernos reír y nos hizo muy feliz. Nos enseñó por encima de todo a ser buenas personas.

El azahar en mis paseos por Sevilla, bajo un cielo azul con nubes de algodón, ese es el olor de la primavera.

El de las castañas asándose en la calle, o el de la miel caliente de la perola donde se fríen los pestiños, o del aceite humeante esperando los buñuelos,  me trae de vuelta a la Navidad. Un tiempo en que vivimos más en  familia, y que de manera  entrañable siempre nos hace recordar, y también me hace añorar hoy a los que ya no están.


Para vosotros,  andáis parte de mi camino compartiendo conmigo sus momentos.

4 comentarios:

  1. El pasado Miércoles tuve una experiencia aromática que me ha marcado estos días. Haciendo el cambio de ropa de temporada, me encontré un pantalón corto de mi madre que me puse para ir a la playa. En el bolsillo aún se encontraba un pañuelo suyo -siempre tenía pañuelos por todos lados, bolsos, bolsillos...- Instintivamente me lo llevé a la nariz... increible, pero aún olía a ella, después de casi cinco años que hace que no la tenemos con nosotros. Llevo desde entonces con el pañuelo en la mano, sin soltarlo. Aunque no necesito nada para recordarla y sentirla cada día, es como si, de alguna forma, la tuviera conmigo en presencia física. La magia de los aromas

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  2. Qué bonita vivencia, es entrañable. Un beso.

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  3. Mi querida prima,nuestra pequeña Amparito Lucía: Solo con ver tu carita,me vienen recuerdos tan variados! Olfativos,visuales,táctiles
    Tu padre con su gracia insuperable,la cara y las maneras dulces de tu madre...Y tú con tu precioso cuerpecillo de niña volviéndole la gorra del revés a mi padre.Esos vestiditos que os bordaba vuestra madre y que tenian un tacto y un olor especial...Te deseo lo mejor querida niña; un beso y un abrazo fuertes de tu prima Rosario de Osuna

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  4. Otro grande para tí, mi querida Rosario. Gracias por traer recuerdos tan entrañables.

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