miércoles, 13 de junio de 2012

Técnicas para llevar a buen puerto una receta de amor.


Técnicas para llevar a buen puerto una receta de amor. (*)

La mejor fórmula es la que funciona, no importa lo disparatada que parezca,  lo sé porque el bizcocho es mi asignatura pendiente, nunca sube,  en mi caso no es culpa de la receta, pues es la misma empleada durante generaciones. ¿Ejemplo inequívoco de una mala ejecución de la técnica?. ¡No hay mayor desilusión que abrir la puerta del horno y ver que todo el trabajo no sirvió de nada!
¡Cuantas veces he visto magia en la cocina! ¿Sabías del tiempo de cocción en  “tres padres nuestros”? , y aunque éste en concreto no sea un caso de magia,  sí que hay otras cosas que mágicamente funcionan. Todo es debido a la sabiduría adquirida tras recorrer el camino, que a su vez nos permite mejorar la técnica.
Es vital disponer de buenos enseres pues como los sentimientos, mientras mas adulterados están, peor nutren. También debemos de contar con un buen menaje, este nos facilitará mucho la tarea. Concretemos pues  lo que debe o no faltar en la receta, para conseguir que brille con luz propia.

Pasión,  como la sal, ha de estar muy equilibrada en la receta, de no ser así podría estropear el plato.

Confianza, sin éste ingrediente no podría hacerse.

Respeto, preste cuidado a los factores….  Ha de mantener su guiso vivo; en según qué momento habrá de moverlo aunando ingredientes, es bueno aderezar repartiendo  por igual para que ligue bien. Si se añade, nunca todo a vez, vigile no pasarse ni quedarse corto, Recuerde que en el término medio está la virtud, si aventura que falta algo déjese llevar por la intuición, improvisar es bueno pero dé a probar y acepte nuevas opciones... Esté atento, si no, tendrá que volver a empezar.

Celos, envidia y rencores.  Lavar concienzudamente el alimento, revise bien todo antes de echarlo a la cazuela. Si fuera preciso, vaya de uno en uno. De no ser a sí, nunca se conseguirá la textura deseada.

Paciencia, de ésta dependerá que salga bien el guiso. No debemos precipitarnos, todas las buenas recetas llevan marcado el tiempo, deberemos respetar pues la cocción. Puede verse tentado a acortar el tiempo pero créame en este caso, mejor dejar que vaya por su tiempo. Hasta el último segundo habrá merecido la pena.

El fuego suele ser vivo al principio, le dará pie a saltear con coquetería, cosa que personalmente considero fundamental.  Una vez vea que dora y más si ha de bajar el fuego,  (momento delicado) no se confíe.  Un fuego así,  podría dar lugar al abandono momentáneo pensando que guisará sólo, craso error,  es entonces cuando hay  más probabilidad  de que pueda quemarse el plato. En su ausencia todo puede suceder, incluso que otro tome su sartén por el mango añadiendo a su receta de su propia cosecha,  difícil momento para continuar su receta.

Reserve de antemano cariño, pues regar con buen caldo agrandará nuestro plato, si faltasen jugos terminaría  por quedar muy seco. Se llenaría de rencores y eso no es lo que perseguimos.



Degustación:

Pruebe Justo antes de servir, pues sabrá qué asperezas quedaron por limar, es vital evitar sorpresas de última hora.  

Sea justo, lo que no vale para usted no podrá compartirse sin que duela, sentirá indigestión y no disfrutarán de una agradable sobremesa.

Si le gustó repita pero incluya variantes.

(*) Nota del Autor: (Si su técnica le funcionó, rehúya estos consejos).

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