lunes, 30 de abril de 2012

Despertares.Cap.6 "Para mis "Guerrer@s de la Luz"


En la cafetería, terminando su segundo café, Luck  pensó que Ernesto ya estaba concluyendo la historia pero lo sorprendió de nuevo diciéndole que ahora iba a contarle  algo que por ser distinto y sorprendente se había reservado hasta este momento y le aseguró que su historia no era como las demás experiencias que había podido leer de una ECM , había algo más. Entonces  comenzó a relatar lo sucedido aquella mañana en la que salió a la calle….y tímidamente se armó de valor para atreverse a relatar lo ocurrido aquél día.

Luck, en un intento de ayudar, al verle en ese estado, se esforzaba en hacer una valoración de su persona, albergaba dudas de si lo vivido aquél día era producto del shock emocional por el que había y pudiera estar pasando, valoraba si podría achacarse  a las circunstancias sufridas por la ECM que había pasado y al estrés bajo el que se encontraba. Le observaba intentando evaluarle, miraba sus manos, la postura en la que se encontraba sentado, su respiración, le miraba las pupilas…. buscaba síntomas en él que pudieran dar una fácil explicación a esos fenómenos extraños que Ernesto vivió. Pero, no fue así, Ernesto parecía estar bien.  

Luck, se encontraba tan concentrado en su análisis que se asombró al escuchar la retahíla contundente que  Ernesto ahora le estaba soltando.

-         No me andaré por las ramas Sr. Luck, necesito su ayuda y no precisamente para que escudriñe en mi cerebro. Lo que necesito es entender lo que me está pasando y poder controlarlo. Yo sé que lo que me ocurre es real, que son fenómenos físicos y no es producto de mi imaginación.  He empezado a experimentarlos justo después de mi vuelta a  casa.  ¡por Dios deje de mirarme de esa manera!, ¡no estoy perdiendo el juicio si es lo que piensa!


En un intento de que Luck le creyera Ernesto le contaba que él ese día estaba dando un paseo por la calle y que no pensaba en nada, que estaba relajado y tranquilo.

-         La primera vez ocurrió en la calle, salí a dar un paseo, necesitaba tomar un poco de aire, me sentía atrapado en el piso, sentía ahogo y decidí salir. Justo cuando estaba más calmado, cuando al fin conseguí relajarme fue cuando creo que se desencadenó de una manera en la que aún no he llegado a entender.

Isaac Luck no sabia nada acerca de Ernesto, así que la mejor opción era realizar un esfuerzo acelerado para conocerle, saber  qué clase de persona era antes de la ECM le habría sido de  ayuda. Sabía que después de un ECM los individuos no se comportaban de la misma manera, mudan sus conductas, sus hábitos, su escala de valores se ve reconvertida…. Así que tenía que intentar averiguar quién era aquel tipo que tenía frente a él, su vida antes de que le ocurriera el trauma. Entonces,  en un intento de frenar y reconducir la conversación por donde a él le convenía le dijo:

-         Pare un poco y vayamos por partes si le perece.

Pero Ernesto no le dejó hablar, quiso antes aclarar un punto que a él le parecía importante:

-         Bueno pues para no dar más rodeos al asunto he de decirle que lo que me pasa es que experimento fenómenos raros pero estoy seguro de que no son provocados por mí. Soy capaz de ver una luz alrededor de los  cuerpos de las personas y también puedo oír sus voces en mi cabeza y estoy seguro que esto no parará aquí, tengo la certeza de que esto irá a más. Si, ¡otra vez está usted poniendo esa cara! ¡Deje de mirarme como si estuviera loco!, esto fue lo que me pasó. Y no puedo darle pruebas de que NO son mis propios pensamientos,  ha de creerme, no lo son.

Entonces Luck viendo que estaba poniendo nervioso a Ernesto, intentó ir un poco más despacio y fue haciéndole preguntas:

-         ¿Desde cuando le pasa esto?
-         ¡Ya se lo he dicho!, fue el primer día que llegué a casa la primera vez que me ocurrió,  después nunca más.

Luck quiso que fuera más explícito entonces le preguntó:
 
-         ¿Qué es lo que pasó por su cabeza?
-         No soy capaz de entenderlo, simplemente oigo a los demás. Nada más. Sus voces para mí no tienen ningún sentido, no es nada que tenga que ver conmigo.  

Luck , un buen escudriñador de mentes buscaba matices en las palabras de Ernesto. Movido por la  deformación profesional se apresuró a emplear una regla que aplicaba a todos sus pacientes: - lo más importante  era “el cómo”, y no “el qué” de lo  que se contaba- . Así que si quería ayudar a ese hombre tenía que hacer un perfil de él y cual sastre que habría de diseñar un traje para su recién llegado cliente, tomaba notas y guardaba detalles que parecían destacar de él. Una vez los tuviera todos, sería más fácil señalar un diagnóstico.

Por su lado Ernesto, desmenuzaba los hechos sin dejar atrás ni un solo detalle a la espera de que Luck  le diera respuestas, pero se llevó una gran decepción porque se dio cuenta que el hombre que tenía frente a él no sólo no creía que esos fenómenos fueran reales, sino lo que era aún  peor, ahora que por fin le hablaba ,  trataba de convencerle de que todo lo sucedido era producto de su cerebro,  improntas del subconsciente que quedaban fijadas en la mente del individuo haciendo de las suyas a través de el consciente. Realidades a medias que tenían una explicación derivada del trauma,  pero estas “realidades” se asomaban para manifestarse de manera  incontrolada porque las proyectaba el subconsciente.

Ernesto ya no pudo más, desesperado no le dejó que continuara con su razonamiento, con lo que le parecieron claramente  conjeturas,  y enojado le interrumpió.

-         ¿Sabe?, tal vez será mejor dejar el tema,  usted no me conoce ni sabe nada acerca de mi persona. Pero esto no es lo relevante, lo verdaderamente importante es que estoy perdiendo el tiempo. Usted no podrá ayudarme.
-         Entiendo muy bien que no le satisfaga lo que le digo. Pero créame aquí no hay nada de paranormal como usted se empeña en ver.

Ernesto, se quedó pensativo. Aquél hombre ¿porqué no se limitaba simplemente a aceptar lo que le estaba pasando?, tuviera o no explicación aquello le sucedía sin un  porqué.
Pero no podía culparle, seguramente, él mismo, si no hubiera pasado por esta experiencia, tampoco podría creerla.

Aún a pesar saberse no creído, sintió alivio. Hablar con alguien de lo que le sucedía, le había quitado una losa de encima que pudo más que el enojo que le produjo. Y se le ocurrió preguntarle.

-         ¿Y si pudiera verlo?, vivirlo, ¿qué me diría entonces?
-         No entiendo qué es lo que espera que le conteste, ya le dije lo que pienso.

No, él no podía mostrarle su experiencia, lo que escuchaba o veía,  pero quizá habría otro modo para mostrárselo, y Luck aún sin tener fe en sus palabras lo comprobaría. Y añadió:

-         Pienso que para poder entenderme ha de vivir lo que yo vivo.
-         Eso no es posible, los dos lo sabemos…

Pero Ernesto siguió insistiendo en su idea. Le pareció que era la mejor manera de que él pudiera ver que sus fenómenos eran reales, entonces le dijo:

-         Tal vez si me acompaña usted una de estas tardes y me sucediera de nuevo… vería lo que ocurre, aun siendo yo el que pasa por la experiencia,… pero usted estaría conmigo yo le iría contando cuanto me sucede,  luego podría investigar si se corresponde con la realidad ó es un estado mental.

Luck pensó que no tenía nada que perder por intentarlo, eso le permitiría conocerle mejor. Y lo que era aún más importante podría saber cómo era antes de lo sucedido, y esto le ayudaría en su investigación. Mirándole con cara de aprobación se lo hizo saber.

-         Me parece bien. Podemos intentarlo. Y a ver qué sale de esto.

Y entonces se le ocurrió que sería bueno tener ayuda de su  equipo de  médicos para estudiar estos fenómenos,  si al final eran reales como Ernesto se empeñaba en asegurar, necesitaría de toda la ayuda posible. Entonces pidió permiso a Ernesto.

-         ¿Me permite  compartir este estudio con mi equipo para que podamos valorarlo en conjunto y encontrar respuestas?

Pero vio su  cara de enfadado, y pensó que había metido la pata. Ernesto era una persona tímida y reservada a la que no le gustaba hablar de su vida ni de sus sentimientos, y lo que menos le gustaba en aquél momento era pensar que su historia llegara al dominio público. Eso sería lo peor que podría vivir en estos momentos, y así se lo hizo saber a Luck.

-         No. Esto “sólo” voy a compartirlo “con usted”.  Ha de guardar silencio recuerde que como paciente suyo me ampara el “secreto profesional”. Lo siento, pero las cosas son así, ¿lo toma o lo deja?
-         Lo tomo, Ernesto,  pero tenía que intentarlo. Lo siento,  no pretendía  hacerle sentir un  conejillo de Indias, simplemente trataba de buscar más ayuda.
-         Por ahora no quiero que nadie más conozca esto, ¿me ha entendido bien?
-         Si, si. No se preocupe. Le ampara el secreto profesional y mi palabra.

Luck  ahora no sabía muy bien si debía o no preguntar a su colega por la valoración médica que habían hecho de él sin  faltar a su palabra. Pero por otro lado una cosa no tenía que ver con la otra. Así que ese terreno no estaba vedado y quiso poner en antecedentes a Ernesto de que lo haría.

-         Una cosa Ernesto, supongo que no le importará que documente su historia con las conclusiones que mis colegas dejaron en su historial médico. Me serían de gran ayuda,  y no estaría faltando a mi palabra.
-         Me parece bien si se limita sólo a ello. ¿Conforme?
-         Si, no se preocupe respetaré su deseo. Estaba seguro que entendería que esta información es vital para mí y veo que así es.


A Isaac Luck nunca le dejaba de sorprender y  fascinar la mente humana, albergaba la esperanza en que tras aquellos fenómenos asomara de trasfondo el pasado de Ernesto. Un pretérito intentando aflorar sin que él mismo fuera capaz de reprimirlo. De ahí todas esas extravagancias físicas que su mente manifestaba.

Quiso entonces que le hablara de él, de su infancia,... aquello que Ernesto consideraba  relevante de su vida mientras él seguía tomando notas.

Aguardaba atento, garabateando en su bloc, pero Ernesto dispuesto a trazar en el lienzo un reflejo de lo que pensaba había sido su vida, se tomó su tiempo antes de comenzar a pintar en él para pensar; reflexionado sobre lo distinto que él era ahora de la persona que había sido, una persona solitaria, tímida que organizaba su vida cuadriculadamente, que no dejaba un sólo resquicio para la improvisación en ella. Y fueron esos pensamientos los que le llevaron a descubrir lo mucho que estaba dejando atrás a ese hombre. Ahora necesitaba del afecto de los demás, valoraba la cercanía de las personas. Sentía algo que hasta ahora había evitado a toda costa: EMPATIA. Podía ponerse en el lugar del otro y  había empezado a soportar la improvisación. En cuanto a sus afectos, no podía decir que tuviera a alguien cercano en su vida, sus abuelos ya no vivían. De su madre y su hermanastro no sabía nada desde que se fue al internado en el extranjero y del amor tampoco recordaba haber tenido más que el recuerdo efímero de Lucía. A la que veía todas las tardes después de practicar futbol, cuando iba a la biblioteca para estudiar, para luego soñar con ella en el camino de vuelta al campus y sentirse un tonto por no haberse atrevido a hablar con ella. Las únicas palabras que había cruzado en su vida con ella habían sido saludos,  y despedidas cuando se marchaba de la biblioteca.
Entonces miró a Luck, tomó aire,  y comenzó diciendo:

-         Me acompañan los recuerdos de una vida serena, por no tener lances que hayan marcado mi existencia, no hay en ella nada que sea relevante. Digo esto por si usted alberga esperanzas de encontrar una vida extraordinaria. De ante mano ya le pongo en sobre aviso.

Y diciendo esto se dispuso a hacer un breve pero condensado relato de lo que había sido su existencia.

-          Soy hijo de una sirvienta,  mi padre,  a su vez era hijo del señor de la casa donde mi madre trabajó hasta quedar embarazada. Mi madre dejó la casa y terminó casándose para ocultar la deshonra con un hombre que también estaba empleado en la casa de mi padre, con el tiempo regresaron a su pueblo natal, mis abuelos pagaron unas tierras en las ellos se alojaron para trabajarlas y vivir de ellas, yo pasaba dos semanas de los veranos allí con ellos. Mi padre era hijo único, murió en un accidente de coche cuando yo tenía dos años. Así que a la edad de tres años fui a vivir a la casa de mis abuelos a los que mi madre me dio en adopción, recibí sus apellidos pero aquella no era una familia de afectos, tenía a una nodriza que cuidaba de mí, a la que quise como si fuera mi madre, murió cuando contaba yo cinco años y apenas la recuerdo. Cuando cumplí doce años, mis abuelos,  que pagaban mi educación no importaba a qué precio con la esperanza de que yo fuera un gran hombre en la vida, pensaron que así cumplirían con él compromiso de hacer de mí un hombre de provecho. (Yo  apenas tenía tiempo para juegos),…. y cómo le decía, mis abuelos un buen día decidieron  que era preciso salir en busca de un mejor sitio para seguir educándome, y a partir de ese día crecí y me hice adulto en colegios interno en el extranjero. Desvinculándome así de mi madre y mi hermano segundo, no tuve una figura paterna, fui educado en las buenas maneras, sujeto a normas y con mucha disciplina, respeto a los mayores y sobre todo enseñando a todos con  orgullo lo que mis abuelos habían hecho de mí, con supino agradecimiento por todo lo que éramos y hacíamos por la comunidad entre donación y donación de mis abuelos. Siempre fui un niño tímido, que huía de las fiestas, evitaba a la gente y me sentía incómodo cuando estaba en un público. Esto no me favoreció en mi trato con el sexo contrario, cuando tuve edad de empezar a relacionarme con el sexo opuesto me encontré que aquello era una tapia muy alta que nunca podía saltar. No sabía tratar con las mujeres. Qué decir ó de qué hablar con ellas. Las desconocía completamente. No tengo apenas recuerdos de mi madre y con mi abuela apenas he tenido relación. Todo aquello me aisló de ellas en tal manera que siempre podía más el pudor que mi acercamiento.

Luck, pensó que jamás había escuchado en tan poco tiempo el resumen de la vida de alguien. La forma en que Ernesto contó su pasado pasando por alto épocas importantes de la vida como la etapa de la juventud....le llevó a hacerle una pregunta importante.

-         ¿No te has casado ni tenido hijos?

Isaac se dio cuenta al tutearle que empezaba a sentir empatía por él.

-         No, me volqué de lleno primero en los estudios y luego en el trabajo y colmé así ese hueco que siempre estuvo insatisfecho. Tuve en mi juventud un amor platónico del que guardo como un tesoro los sentimientos que aquello me hizo sentir,  ella nunca llegó a saberlo. Aquello fue sólo para mí.

Isaac Luck , guardó silencio y anotó en la libreta la palabra amor del pasado. Le vio tan afectado por lo que acababa de contarle que consideró dejarlo de momento aparcado para continuar con ello más adelante. Entonces volvió al plan que Ernesto le propuso para vivir con él su experiencia y poder ver los fenómenos. Y le preguntó:

-         Volviendo a lo que te ocurre, ¿puedes provocar que pase? O ¿es involuntario?


-         Yo diría que fue involuntario, recuerdo que me sentía relajado, caminaba entre la gente y mi mente no pensaba en nada, simplemente observaba y sentía. No sé si podrá ser provocado, pero se podría intentar.

Entonces decidió que era hora de dar por concluida su primera entrevista, no debía alargarla, debía esperar  y así se lo hizo saber

-         Por ahora, tenemos suficiente para comenzar a realizar nuestro estudio. Sólo ten un poco de paciencia, ya verás como todo se va a solucionar. No hay nada que yo vea que pueda ser peligroso así que no debes preocuparte. ¿Permites que te tutee?

-         Claro, a estas alturas ya debe conocer más de mí que yo mismo. Si que podemos tutearnos ¿por qué no?

Antes de cerrar su cuaderno para concertar su siguiente cita, vio que iba a asistir a una conferencia a la que había sido invitado por una profesora que era amiga de uno de sus colegas del proyecto. Y como sabía que en ella se hablaría sobre el poder de la mente, creyó que sería una buena idea proponerle a Ernesto que también asistiera. Así que se lo sugirió.

-         Esta semana próxima voy a asistir a un congreso que dará una persona que me interesa mucho, me gustaría que me acompañaras pues hablarán sobre los fenómenos que experimenta la mente cuando deja el cuerpo. Creo que sería interesante para ti. Habrá mucha gente allí, gente muy cualificada y experta en estos temas además entre ellos habrá gente que dice haber experimentado una experiencia como la tuya mientras le ocurría la  ECM, volví a contactar con la profesora hace dos días y nuevamente me conminó asistir a este encuentro, ella dará una de las conferencias.
-         Eso es estupendo. Por fin habrá un resquicio de luz  a tanta incógnita. Cuente con que iré  y con que no pararé hasta descubrir que es lo que me está pasando.
-         Le ayudaré en todo lo que me sea posible. Y si no soy yo buscaré a otras personas que puedan hacerlo.

Isaac Luck no quiso despedirse de Ernesto sin que supiera que “ocurriera lo que ocurriera”…. “todo se podría solucionar”. (Claro que Isaac Luck aún ignoraba lo que el futuro después le mostraría, pero eso vendría mas tarde. Como aún esto no había sucedido y lo que cuenta es el ahora….) se despidió de él con una frase  esperanzadora en la que le dejaba ver a Ernesto que todo se iba a arreglar.

-         Bueno creo que hoy hemos avanzado mucho, déjame ahora darte un consejo que deberás esforzarse en seguir: es imprescindible que ahora recuperes tu vida, retomes el quehacer del día a día y sigas una rutina cuanto antes. Eso es importante para la recuperación. En el centro tenemos un programa que te será de utilidad, en él nos reunimos periódicamente para ver la evolución y compartir experiencias de cada uno, te recomiendo te unas al grupo, te será de gran ayuda.

-         Creo que después de  todo mi encuentro con usted no fue como auguré al principio. Agradezco  que usted insistiera en prolongar nuestro segundo encuentro, y espero que éste sea el comienzo de una fructífera unión. Voy a intentar seguir sus consejos y volveremos a vernos en el centro.
-         Intenta disfrutar del regalo que te ha dado tu experiencia. Deber verla como lo que es: “una segunda oportunidad”.
-         Así lo haré. Ha sido un placer Isaac, hasta la vista.
-         Adiós Ernesto. Cuídese....cuídate.

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