No sé lo que es, no, no lo sé,...esto ó tal vez aquello, tal vez, tal vez no,… no lo sé.
No, no, no, no es eso. No, no es eso.
Y no, no, no era ella, ni los cumpleaños, ni si quiera mis
sombreros.... Era el salto, el maldito salto….
Y saltó, la alarma saltó, y el loco conejo blanco atravesó
la tapadera de mis sentíos.
Sus ojillos miopes asomaron por encima de las gafas “¿Te das cuenta?”, dijo mostrándome el reloj, “Es tarde, muy tarde”, …
, y le seguí, corrí tras él calle arriba y fue muy tarde, muy tarde… me dejó
toda la carga de la maquinaria sobre mis hombros, … Un minuto, ¿Ó quizás fuera un
segundo?, no estoy seguro, “Tic-tac,
tic-tac, tic-tac” , de pared,
holandeses, de mesa, de pié; yo corría y corría entre ellos tratando de
alcanzarle, …“Tic – tac, tic – tac,
tic – tac”. Sus agujas giraban enloquecidas hasta que se perdió de mi vista, y entonces, fue cuando la ví, la ví, joder la vi, mi resbaladera, y yo estaba allí, desnudo.
Amparo Suárez
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