sábado, 22 de noviembre de 2014

Blanco

(Imagen: Ascensión, Francisco Díaz)


Blanco, así te quiero, como esta hoja frente a mí, y no llena de ti. Porque yo temo ser tú. Convertirme en ti, que te adueñes, me rodees,  y tú seas yo misma.

Sombra, sigue siendo manantial sin ser laguna.

Me atraviesas, tocas a este loco que late y late acelerado.

Te amo, amo tu ímpetu, tu arrojo, tu locura, y la elocuencia con la que me arrancas sonrisas como un mago.
Te odio, odio tu ímpetu, tu arrojo, tu cordura, y la elocuencia con la que me arrancas la ropa que me vistió de lo que no soy.

Perfecto, perfectamente perfecto allí en donde no existes, tú: Blanco, sombra, niebla…humo.

Loca, eres de acero inoxidable, vuelas y vuelas, ve, atraviesa límites, surca los vientos, cabalga entre los cúmulos, pellizca las nubes, alimenta el alma de sabores nuevos, pero regresa.


Amparo Suárez.

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