sábado, 9 de junio de 2012

Punto o contrapunto, esa es la cuestión.


Heme aquí tras el quid de la cuestión.....pespunteando.

Un signo ortográfico tan pequeñito   “.”     Y lo grande e imprescindible que llega a ser. Lo que da de sí. Pensándolo bien ¿si no existiera... habríamos perdido el punto…?


Busco en el diccionario su significado, dice así:

 1.   Señal circular de pequeño tamaño que destaca por el contraste de color o de relieve sobre una superficie: este dibujo está hecho a base de puntos.
2.   Signo de escritura que se pone sobre las letras i y j.
3.   Signo de puntuación (.) que indica el fin de una oración o que aparece después de una abreviatura.

…., la cosa no parece tener fin, ¡qué barbaridad! Pongo sólo las tres primeras, aunque  se podrían poner tres páginas de los distintos significados y variantes que este pequeñín tiene.

En lo culinario, una de mis grandes aficiones, el punto marca las pautas de muchas  técnicas empleadas en nuestra cocina,  como:


- A punto de nieve.
- A punto de bola.
- En su punto.
- Al punto.
- A punto de caramelo, (este es muy dulce).
- A punto de huevo (y este otro qué saladito que es)


Pero es que el punto nos rodea por doquier:
Están los puntos cardinales, el punto de vista, al punto y hora, el punto Ingles, el de cruz, el estar en punto que no sería lo mismo que ponerse a punto ó de poner el punto sobre las “íes”.

El punto puede ser crítico, neurálgico, suspensivo, comparativo o puede ser  momentáneo....Recorriendo  miles de nuestras frases y no sólo de manera ortográfica.

-       Si comienzo, lo hago en "el punto de partida”,
-       Y para acabar tengo "el punto y final”
-        Pero dame un segundo y verás como sigo, o lo que es lo mismo “porque lo digo yo”: “y punto”.

También hay otras como:
-     “Me estoy quedando con la copla” o lo que equivaldría a: “ir cogiéndole el punto a la cosa”.
-     Llegar al meollo de la cuestión: “en el punto exacto”.
-     O cuando ya se acabó y ni Dios dice nada más, con chulería: “punto y pelota”.

Y aquellos que cansan al mas pintado: “el puntillita” (el típico “jartible”)  Y su contrapunto  “el puntilloso” que nunca tiene hartura.

Para las concesiones: “apúntate un punto”,  ahora bien si lo queremos es quitar parte de lo que ni si quiera damos usaremos aquello de: “yo no le doy ni medio punto”.  Que si un punto es poco, medio ya,  ¡ni te cuento!

Y cuando lo que sea  por fin llega a su clímax: Eso, eso es  “un puntazo”

En una salida de tono: “¡vaya punto “ta dao”!, ¿no?”.

Sí el que está frente a ti, es raro: “tiene un puntito”. Claro que sí la cosa fue “guay del Paraguay” y uno estuvo a gustito: “¡vaya puntito!”  (¡Tremenda diferencia!)

Bueno pues en este puntito lo dejo yo. Que son ya muchas puntadas, yo no quiero ser puntillosa… Hora es ya de que llegue al punto y final.

Ah! .... y los puntos suspensivos son los que recorremos de puntillas mientras dejamos volar a nuestra imaginación.

Pero… ¿tiene o no tiene punto, el punto?

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