En la cafetería, terminando su segundo café, Luck pensó que Ernesto ya estaba concluyendo la
historia pero lo sorprendió de nuevo diciéndole que ahora iba a contarle algo que por ser distinto y sorprendente se
había reservado hasta este momento y le aseguró que su historia no era como las
demás experiencias que había podido leer de una ECM , había algo más. Entonces comenzó a relatar lo sucedido aquella mañana
en la que salió a la calle….y tímidamente se armó de valor para atreverse a
relatar lo ocurrido aquél día.
Luck, en un intento de ayudar, al verle en ese estado, se
esforzaba en hacer una valoración de su persona, albergaba dudas de si lo
vivido aquél día era producto del shock emocional por el que había y pudiera
estar pasando, valoraba si podría achacarse a las circunstancias sufridas por la ECM que había pasado y al estrés
bajo el que se encontraba. Le observaba intentando evaluarle, miraba sus manos,
la postura en la que se encontraba sentado, su respiración, le miraba las
pupilas…. buscaba síntomas en él que pudieran dar una fácil explicación a esos
fenómenos extraños que Ernesto vivió. Pero, no fue así, Ernesto parecía estar
bien.
Luck, se encontraba tan concentrado en su análisis que se
asombró al escuchar la retahíla contundente que Ernesto ahora le estaba
soltando.
-
No me andaré por las ramas Sr. Luck, necesito su ayuda
y no precisamente para que escudriñe en mi cerebro. Lo que necesito es entender
lo que me está pasando y poder controlarlo. Yo sé que lo que me ocurre es real,
que son fenómenos físicos y no es producto de mi imaginación. He empezado a experimentarlos justo después
de mi vuelta a casa. ¡por Dios deje de mirarme de esa manera!, ¡no
estoy perdiendo el juicio si es lo que piensa!