Estando Juan Belmonte en una corrida benéfica a la que asistía con un amigo no versado en cuestiones de tauromaquia, sucedió que….
“Su banderillero Joaquín Miranda, después de la guerra, ocupó el cargo de gobernador civil de la provincia de Huelva y como tal le tocó presidir un festival benéfico. Había este señor oído campanas acerca de la biografía del gobernador rehiletero, pero no sabía dónde, y viéndolo en el palco presidencial, le preguntó al Pasmo de Triana: «Don Juan, ¿es verdad que este señor gobernador ha sido banderillero suyo?». Belmonte le respondió con su laconismo conceptista: «Sí». Y el otro insistió: «Don Juan, ¿y cómo se puede llegar de banderillero de Belmonte a gobernador?». A Juan le salió el genial tartamudeo de Demóstenes de la generación del 98 y respondió: «¿Po… po… po cómo va a sé? De… de… degenerando…». “
(Reseña tomada de Wikipedia)
Cuando “uno” piensa en la fiesta, sueña con una parte de la historia de la que le hubiera gustado ser testigo “Edad de oro del toreo” y en dos grandes maestros que durante un breve periodo (1914 – 1920) nos regalaron su arte y su genialidad cautivando al mundo de la fiesta con su innovador estilo personal y su manera de concebir el toreo hasta entonces, marcando nuevas tendencias, una revolución que concluye en “Un antes y un después” en la fiesta.
“Uno”, sabe que un hito de ésta categoría pocas veces “tenemos la suerte de que se dé” y cuando ocurre, el arte se refunde salpicándolo todo y elevándose a lo más alto de su expresión por antonomasia, por derecho propio, transciende, inspirando por ende al resto de las artes.
“Uno”, piensa en Joselito y en Belmonte. Y uno, querría haber estado allí para poder contarlo, ser de los que tuvo la gran suerte de estar una de esas tardes en los ruedos de Sevilla mientras dos grandes “Maestros” hacían vibrar al público con sus trastos, sus hazañas y su revolucionario estilo lleno de genialidad.
Corriendo ríos de tinta, como así queda reflejado en la historia, grandes figuras de la época que les siguieron, escritores de la talla de Valle Inclán y Hemingway o pintores como Zuloaga, gran admirador de Belmonte.
La ciudad de Sevilla, en estos días rinde homenaje a estas dos grandes figuras del toreo que tanta vinculación han tenido en ella, en su Semana Santa o en su Feria.
Joselito, procesó un inmenso fervor a la Virgen Macarena, estuvo siempre muy unido a su hermandad, a temprana edad quiso por encima de todo ser torero, de niño saltaba los cerraos buscándose, en ésta exposición encontramos reseñas de su vida, donde aparece junto a todos aquellos grandes artistas y personajes de la vida pública y política que le admiraron y siguieron su meteórica carrera, su atrayente personalidad y sus vuelos elevados a la categoría de arte.
Juan Belmonte, gran amigo fuera y rival en las plazas de Joselito, pertenece a una familia de estirpe torera, muy ligado al Barrio de Triana. Su impronta y estilo marcarán tendencia, su brillo, su locura, y su ir siempre mas allá de lo posible, nos dejó un toreo de pellízco, de poseía, juntos armarían lo que ya conocemos como la edad de oro del toreo.
Si estás por Sevilla no dejes de ver una exposición que comenzó el 15 de Octubre y estará hasta mediados de Diciembre, en donde la ciudad de Sevilla ha querido rendir un merecido homenaje a éstos dos grandes diestros.
Dos son los espacios elegidos para esta muestra, y qué mejor que la cuna de ambos toreros: Triana con el Castillo de San Jorge y la Alameda con el Espacio Santa Clara, recogerán la historia que con tanto ímpetu y arrojo ha recogido el Comisario de la misma, el profesor Juan Carlos Gil González
En la muestra podemos ver el cartel de una de las primeras actuaciones de Joselito en la cuadrilla de Los Niños Sevillanos. También recoge el cartel de la presentación en Sevilla de Juan Belmonte.
Numerosos lienzos realzan la figura de ambos maestros del toreo recreando escenas de las hazañas en los ruedos, tanto en Sevilla, como en numerosas provincias de la España del siglo XX. Entre otros enseres de Joselito y Belmonte, encontramos en la exposición varias monteras o capotes de paseo bordados.
La relación entre Joselito y Alfonso XIII se deja ver en fotografías junto a él o en regalos del monarca al maestro.
Podemos contemplar una saya de la Virgen realizada con el bordado de oro de un vestido de torear regalado por Joselito.
La cuna de Belmonte fue Triana y a ella le unía el especial cariño por la Hermandad del Cachorro. El torero era maniguetero del palio de la Virgen del Patrocinio, por la que este sentía una inefable debilidad. Por ello, en la muestra encontramos un manto de camarín de la Virgen del Patrocinio bordado con el oro de un traje de torear del diestro.
La exposición cuenta también con dos valiosas fotografías de la Fototeca Municipal en la que aparece Juan Belmonte en la cofradía del Cachorro. El día de su muerte, la familia decidió amortajarlo con la última túnica con la que desfiló en el año 1961.
En definitiva, se trata de una exposición que presenta la tauromaquia en su época de esplendor, rodeada de la parte humana de ambos toreros y su pasión por la Semana Santa y la ciudad sevillana.
Amparo Suárez.
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