miércoles, 3 de julio de 2013

Bolero de un desfalco

En la cárcel tenía todo tipo de comodidades, era “dueño del cotarro”, podía pedir a golpe de billetero cuanto se le antojara mientras el tiempo pasaba a la espera de declarar ante el juez.
Aquella, sería la última vez que lo llamaría. Al menos eso le había dicho su abogado…. No encontraban pruebas de qué hizo con la pasta. Tan convencido estaba el juez de que escondía el dinero, que le puso una fianza astronómica a la que él no habría podido hacer frente sin levantar sospechas. No le quedó más opción que la de entrar en prisión. Pese a la evidencia, se declaró insolvente, en un buceo de  millones de euros en activos y un patrimonio descomunal., en su casa seguían manteniendo el mismo tren de vida....

El entramado era tan enrevesado que el rastro del dinero se perdía en medio de sociedades y filiales en una  maraña de empresas a las que se les perdía el rastro. Su socio, no pudo resistir la presión y una mañana estando él ya en la cárcel, recibió la noticia de que había sufrido un infarto dejando a los suyos en la ruina. … pero ese, no iba a ser su caso. El toreó bien la situación y había salido indemne después de resolver los asuntos con el que llamaban “el liquidador”, el mismo que dejó a su socio en la ruina, pero él supo bien cómo debía manejarlo, sí, era un líder nato acostumbrado a manejar muy bien la presión y a las personas que tenía a su cargo. Si, definitivamente, sí alguien podía tratar de igual a igual al “liquidador” y salir ganando  era él. Así sucedió, éste, blanqueó su dinero, liquidó todos sus activos sin levantar sospechas, y sin dejar rastro.

Tal como habían quedado sus asuntos, la única persona que podía hacer que todo se viniera a pique era su ex-secretaria Saray.. Y por ende ex-amante, no creía que ella estuviese dispuesta a destapar nada. La sabía   enamorada de tal forma que guardaría fielmente su secretos.

Aquella mañana Saray estaba a punto de salir, cuando recibió una llamada.
 -Tienes que acabar con esto, destruye las cartas y termina de una vez con esta relación o uno de estos días saldremos en primera cara de los diarios....
-¿Estás seguro de lo que dices? Eso no es posible, el se dedica al diseño gráfico....
 -No seas ingenua, abre el móvil y podrás verle haciendo de reportero. Lleva meses trabajando en el caso. Ya sube, date prisa.-  
Descorrió el visillo y le vio cruzando la calle en dirección a su finca.
- Deshazte de todo.

Ella, sacó la documentación que guardaba de puño y letra de su jefe, junto con un contrato de trabajo que la  vinculaba a una empresa filial del grupo, a través de la que había sido contratada para prestar servicios en la de su jefe, y así no levantar sospechas.

Sabiéndose observada, se acercó a la chimenea simulando echar la documentación al fuego, mientras ardía  mirando las llamas a su mente acudió el recuerdo de cómo conoció al periodista… Aquel día, desconsolada en un bar en donde solía tomar un té a media mañana, aún superaba la pérdida de su anterior relación.. Y entre sorbo y sorbo, lloraba amargamente.

Cuando el timbre del piso sonó, recogió el bolso y su abrigo y haciéndole a él un gesto de silencio le dejó ver su bolso. Caminaron del brazo unos metros alejándose calle abajo y ella preguntó - ¿Tienes los billetes?  El correo ya ha salido.

El, la guiñó y abrió su abrigo enseñándole el bolsillo interior, sonriendo.

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