martes, 12 de mayo de 2015

Mientras camino


Imagen de Andre Kohn..

Es Febrero y las calles están llenas de abrigos.

El pequeño broche prendido en  la solapa del abrigo se va, y yo también, tras un gabán azul marino y una bufanda a rayas que pasa de largo….    
Me adelantan unas deportivas desgastadas y un fular de motivos étnicos, va enrollado  como una pitón a su presa, se detiene….Hizo un largo viaje que comenzó en un mercadillo de Tetuán, de allí es Fátima, a la que no ha vuelto a ver. El próximo año cuando vuelva a Marruecos, si aún no se ha casado con Salin, la buscará para devolvérselo. La tarde en que se despidieron, ella lo enrolló alrededor su cuello, y ahí sigue, aunque se escape y no le abrigue. El tiempo les ha jugado una mala pasada, se encontraron demasiado tarde o demasiado pronto.

Un par de relucientes zapatos, van con cuidado de no pisar los pies que descansan sobre un cartón en el que se puede leer  “ayúdame”. Las deportivas desgastadas dejan un par de monedas.

Las esquinas de estas calles son como los picos de mi pañuelo.

Más adelante, unas botas de flecos, caminan junto a un par de mocasines y un maletín, a su lado va en bandolera un gracioso bolso que contiene un diario,  y en una de sus hojas se oculta un secreto que el viento le arrancará.

….acaba de ocurrir algo mágico, ha sido el cruce de una mirada, solo ha sido un segundo, puede que dos…. A algunas personas les vemos el alma en los ojos, he sentido su mirada en la mía,  y me sentí desnuda sin ni si quiera quitarme la ropa.

En ese escaparate, está mi reflejo, se va, y yo también.


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