viernes, 22 de febrero de 2013

No hay mal que por bien no venga


María vivía un drama familiar, su marido no tenía trabajo y a ella se le acababa ya la ayuda de los cuatrocientos euros que les permitía pagar la hipoteca. La empresa de su marido, Matías,  había presentado un ere. Y él,  deprimido,  se pasaba los días en el bar jugando a las cartas con Raúl, el frutero del barrio al que ahora le sobraba el tiempo en su trabajo. Su Jennifer, que ya tenía catorce, se pasaba las horas jugando a la play, y ni ella, ni su padre parecían darse cuenta de lo grave de su situación y de que en dos meses si no entraban ingresos les iban a quitar la casa.

Ding-dong. Ding-dong. Ding-dong.

-¡Abre ya Paqui! que no soy de hacienda….ni te voy a cortar la línea caliente.

-¡Qué! se te ha pegado el dedo,  ¿no?

martes, 12 de febrero de 2013

El amor de Violeta


Violeta no pudo soportar más la espera, salió del piso hasta el ascensor, nerviosa, pulsaba insistentemente el botón de llamada. Llevaba cinco días sin saber de él. Desde aquél fatídico día en el que no pudiendo  resistirse se dejó llevar por un impulso irrefrenable y agarrándose a su cuello, le besó en los labios, sin importarle que estuviesen en medio del portal. Luego, apartó los labios de su boca y esperó a ver su reacción. Él permanecía sin moverse en frente, con una expresión que a ella le pareció de ternura y estuvieron así unos segundos. Hasta que apartó la mirada y caminó hacia el ascensor, se giró una última vez y le dijo  -Adiós, Violeta –