lunes, 19 de noviembre de 2012

Despertares.Cap.10 "Para mis "Guerrer@s de la Luz"

(imagen  W. Blake. La escalera de Jacob)


Aquella noche Ernesto soñó de nuevo con la escalera, en su ascensión hacia lo que parecía ser el cielo los peldaños flotaban suspendidos en el aire sin una estructura que los uniera, la recorrió con la vista hasta lo más alto en donde el  resplandor cegador de la luz impedía poder ver más allá…


La escalera de Jacob. Había observado tanto y tan detenidamente aquel cuadro en tan breve espacio de tiempo pensando en si su autor, W. Blake, habría estado como él mismo al borde de la muerte e inspirado por esa experiencia decidió plasmarla en aquél cuadro. El fulgor de aquella luz al final del túnel,…¿Cómo sino habría  de encontrar en este cuadro tantas coincidencias con su viaje? El hombre recostado sobre el suelo le recordaba el momento en que él, cayendo de bruces al suelo salió despedido de su cuerpo en un estado que le permitía a la vez ser consciente y etéreo, pura energía.

Lo contemplaba, y un sin fin de preguntas venían a la mente, tantas que de haber tenido la oportunidad de estar frente al mismísimo W. Blake, se dijo,  ¡le habría bombardeado con ellas!........

¿Y sí tras abandonar un cuerpo ya nada impide que saltemos dimensionalmente? Tal vez no seamos más que eso - pensaba -, "pura energía contenida en un cuerpo", atrapados en una dimensión regida por leyes que afectan sólo a este plano del universo. ¿Y sí en éste plano en el que habito, la energía se materializa para adaptarse al entorno, y cambiar lo percibido es cambiar la realidad... Pero... qué pasaría si no tuviésemos cuerpo?, sino  “sólo energía” sin ser afectados, sin "gravedad"  ¿Y si el tiempo no existiera, o no se sucediera como lo percibimos realmente?… ¿podría entonces  la energía atravesar otros planos,  transportarse,  viajar a otros espacios-tiempo?… sí la energía contenida de lo que somos encontrara la forma de liberarse,  ¿qué le impediría dar el salto a diferentes planos en otro estado?

jueves, 15 de noviembre de 2012

Despertares.Cap.9 "Para mis "Guerrer@s de la Luz"


Corrientes de aire frío invadieron la casa mientras la copla de Doña Concha Piquer sonaba a todo volumen.  Lola había llegado al nº 43 de la  c/ Melodía.

Horas antes de aquella misma mañana, Lola escuchaba los mensajes de su móvil. En uno, un anónimo  solicitaba sus servicios en un pequeño apartamento en la c/Melodía.  Debía recoger un sobre en la portería del edificio, y regresar allí  las llaves al terminar...., el pago era el convenido, pero por ser algo urgente se le pagaría un poco más de lo estipulado....

Lola, limpiaba por horas, y su tarifa la había grabado en el contestador del móvil, al que sólo llamaban clientes o conocidos de ellos, la mayoría ya eran fijos aunque últimamente como la cosa iba de mal en peor,  sufría la consecuencia de los recortes.

"parece poca faena y el cobro con propina"

Pensó que aquel encargo le venía caído del cielo, aliviando la escasez de liquidez que atravesaba en estos  momentos.

Instante antes, siguiendo la indicaciones de su anónimo patrón, recogió en la portería las llaves del piso, en  un sobre cerrado en el que escrito a máquina podía leerse:  – Para la Sra. Lola,  planta 3ª - 3- , además de  las llaves del piso, dentro también había un billete de cien euros y al verlo sintió un pellizco en la barriga de emoción,  pensó -¡Por Dios que no sea falso! -Desde el portal, se encaminó al piso mirando el sobre sin apenas fijarse por dónde iba, no había señas de quién le hacía el encargo, sólo la llave y el dinero.

Hasta no estar  frente a la puerta del piso, no se percató de que algo raro pasaba, en la puerta había una cinta amarilla que la atravesaba.
 '¡Ay señor!, ¡¿A que va a ser de esas de las que utilizan en las películas policíacas?!'

 Y miró de nuevo el sobre para cerciorarse de que no había equivocado el número del piso. Luego, y   mirando a ambos lados del pasillo, tiró del precinto amarillo que sellaba la puerta, y dejándolo caer en el suelo se dijo  “esto no voy a contarlo, y si me preguntan diré que me lo encontré así”.

Pero sus  labios menudos que siempre perfilaba de rojo chillón, cantaban a la mínima de cambio y siempre terminaban por meterla en líos,... líos que repicaban como el clic-clac de los tacones de aguja que balanceaban su larga melena azulada de tinte casero, y que hoy, esparcía aroma a jazmín de la moñita que artísticamente se había prendido en el pelo justo antes de salir de casa.